sábado, 4 de junio de 2016

EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #174)


Nuestro caballo ya no trotaba, galopaba como un titán embravecido. Con mis piernas presionaba su vientre, evitando ser despedido. Por cierto una caída frustraba mi objetivo. “Float like a butterfly, sting like a bee”, invocaba por dentro a su espíritu. En cambio Sofía se sujetaba a la cintura del indiecito, mientras éste chillaba enfurecido. Si uno caía, caíamos. Al pobre Astor no lo veía, pero los gatos cuentan con garras, y son apuestos, y además tienen siete vidas. Restaban quince metros, diez, necesitaba concentrarme en mi objetivo.