viernes, 17 de junio de 2016

EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #183)


— ¡Por favor, Sofía, despierta ahora mismo! —zamarreaba sus hombros—, ¡sucede algo insólito!
— ¿Qué, cómo? —abría los ojos, pestañeando.
— ¡Allá mismo hay un mono extraño!
El mono araña saltaba de un lado a otro, asiéndose a las ramas con sus largos brazos musculosos. Su cola prensil le añadía esplendor a cada salto acrobático. Contemplar sus movimientos era un espectáculo. Su desmesurada habilidad nos dejaba atónitos. No estábamos en un zoológico, sin pesar gozábamos los encantos de un bosque mágico. El gato Astor se había parado, maullando. Por su parte el niño indio se iba despertando. Me daba la impresión de que tenía los ojos pegados. Le oíamos decir algo, lo ignorábamos, los colosales saltos del mono nos habían cautivado. No teníamos nada, más que la ropa puesta y los estómagos enojados. Nuestro futuro era incierto, sin embargo la naturaleza nos estaba maravillando.