sábado, 18 de junio de 2016

EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #186)


El mono se estaba soltando, la rama se iba inclinando, su peso ya no podía soportarlo, pero seguían tomados de la mano. Cual hoja marchita se desprendía de la rama para amortiguar el impacto en sus brazos levantados. Mi mona lo sujetaba, con tanta entrega que me hacía sentir un extraño, sin embargo estaba tambaleando, con el mono en sus brazos caían al pasto. Se estaban abrazando, jugaban a algo, yo estaba asombrado, mi chica había conquistado a un primo lejano. O el mono la había enamorado. Encima se estaban besuqueando. Parecían amantes apasionados. Me sentía un primate marginado. Desgraciadamente seguía contando con cinco dedos en cada mano, los estaba contando.