sábado, 18 de junio de 2016

EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #184)


—Estamos en la pampa, ¿cómo es posible que haya un mono en estos pagos? —me cuestionaba, agarrando mi antebrazo para no soltarlo.
—Lo mismo me pregunto y no puedo justificarlo. Hay seres extraños, los insectos se han agigantado... ahora irrumpe en nuestras vidas un primo lejano.
El primate seguía saltando, ningún obstáculo lograba aquietarlo, como si quisiera exhibirnos su destreza en el difícil arte acrobático, o tal vez para impresionarnos, pero tan veloz como un látigo se hacía a un lado, parado en una rama que por cierto estaba vibrando. Su larga cola se enroscaba alrededor de una rama que sobresalía del árbol. Si tronchaba la madera en la que estaba parado, terminaba colgado. El gato Astor frotaba la barbilla contra mi calzado. Me inclinaba para alzarlo. Cual bebé se acurrucaba entre mis brazos. Pobre titán, estaba agitado. Nadie esperaba la aparición del mono extraño, ni siquiera el niño, que con incomprensibles mensajes se desgargantaba, ladrando.