sábado, 2 de julio de 2016

EL BOSQUE DE LOS SORTILEGIOS (EPISODIO #204)


La carne del jabalí se descomponía en su lecho del olvido, lo había vencido, pero también me había perdido, la vasta superficie del bosque desorientaba todos mis sentidos. Me había apartado sin siquiera bordear el camino. Un error fulero. No oía los maullidos. Menos aún los relinchos de Ringo. El desconcierto pesaba tanto o más que mi estómago vacío. Experimentaba un infierno desconocido. Tenía ganas de gritar. No lo hacía, podía atraer visitantes inmerecidos. Me sentía frustrado: había cazado un cerdo pero no podía compartirlo. Necesitaba pensar una salida. Para serenarme tomaba asiento en un tronco podrido.